La discusión se vuelve corrosiva y llego a escupir mi veneno: “Se que tu vida como italiana secuestrada vale más que las de dos peruanos pero deja de sembrar tu pánico patológico. Si no quieres ir, no vayas, simplemente. No hay riesgo de guerra porque Hamas no tienen capacidad de respuesta. Lo que puede pasar es un ataque suicida pero para eso se requieren semanas de preparación psicológica, religiosa, logística y militar; y si ya la tuviesen, te aseguro que mi objetivo mediático sería el aeropuerto de Tel-Aviv y no Jerusalén o Hebrón que uno es lugar santo para los musulmanes y el otro es un territorio palestino”. Los ánimos habían llegado a su tope en el grupo.
Los ataques de Israel y Hamas -aunque desproporcionados- surgían de cada lado de las partes. Las cifras de muertos para esos días superaban los quinientos y crecía inconteniblemente. La noticia se propalaba por toda la comunidad internacional mientras en varias partes de Cisjordania se organizaban protestas y marchas. El fantasma de una tercera Intifada asomaba. De hecho, Hamas hacía llamado a movilizaciones y ataques suicidas. Una de las escaramuzas entre militares israelíes y la población palestina se han tornado violenta en Hebrón, lugar donde debíamos partir al día siguiente.
La hermana religiosa que organiza el viaje ha señalado que tendremos una reunión para decidir nuestra visita. Aunque busca transmitir seguridad, está preocupada y no es para menos, la responsabilidad por nuestras vidas la consume. Es la primera cruzada que realiza con estudiantes de diversos países y ello acontece en medio de un conflicto armado.
CB, una amiga italiana está a punto de entrar en pánico. La he observado reuniéndose –de manera similar a como lo ha hecho conmigo- con cada uno de los compañeros predisponiendo al grupo que debemos regresar a Europa. Durante la noche discutimos para decidir qué hacer. CB señala que debemos partir hacia Tel-Aviv y tomar el vuelo de regreso a Europa. Cita periódicos y fuentes que ha consultado (un par de taxistas) que le han sugerido abandonar la zona. Lo mismo le han dicho los del Consulado Italiano (eso si tiene mayor fuerza argumentativa). Tenemos muchos indecisos en el grupo. Será que estoy sobrestimando el riesgo? Será que la paranoia se apoderará de todo el grupo? La hermana religiosa es un gran nudo en la garganta. Establece pro y contras; no quiere tomar una decisión; hace llamadas diversas pero recibe opiniones variadas. La discusión se torna difícil, espinosa, agresiva; se crean bandos y CB juega sus últimas cartas dirigiéndose a los indecisos, apelando a sus miedos, escandalizando la situación. Irritado más por su manejo manipulador que por un balance del problema disparo verbalmente contra ella. He sido pendenciero, hepático, ácido. Sin embargo, ha tenido cierto efecto. En votación decidimos ir a Hebrón y CB quedarse en Jerusalén. La hermana pide una oración y nos encomendamos a la protección de quien esté arriba.
Sorpresivos eventos suceden en la mañana siguiente. Las hijas de la hermana la han llamado pidiéndole encarecidamente que no vaya a Hebrón. La guía turística también ha llamado y sostiene que los enfrentamientos en Hebrón se han tornado violentos por lo que no puede hacerse responsable de un grupo tan numeroso, que a lo máximo podría llevarse a tres personas. El grupo ha quedado desconcertado y la hermana pide reconsideración de los hechos; también sostiene que ella no irá. La suerte está echada. Decido no ir por no crear una preocupación más a la hermana.
Las guerras joden, afectan a todos. El saldo de este episodio en el largo conflicto israelí palestino cifra alrededor de 1400 muertes. El año se cierra sin oportunidades de esperanza y sin ánimos para celebrar. El 31 de Diciembre del 2008 en Jerusalén se escuchan apenas unos cuantos cohetecillos. En medio de tanta incertidumbre, un sobrio brindis del grupo a las doce de la noche al cual se agrega un anuncio de matrimonio por parte de nuestros amigos filipinos. Jerusalén es así, capaz de desatar los más oscuros sentimientos de odio pero a la vez de producir en medio de ella promesas de amor eterno.
Los ataques de Israel y Hamas -aunque desproporcionados- surgían de cada lado de las partes. Las cifras de muertos para esos días superaban los quinientos y crecía inconteniblemente. La noticia se propalaba por toda la comunidad internacional mientras en varias partes de Cisjordania se organizaban protestas y marchas. El fantasma de una tercera Intifada asomaba. De hecho, Hamas hacía llamado a movilizaciones y ataques suicidas. Una de las escaramuzas entre militares israelíes y la población palestina se han tornado violenta en Hebrón, lugar donde debíamos partir al día siguiente.
La hermana religiosa que organiza el viaje ha señalado que tendremos una reunión para decidir nuestra visita. Aunque busca transmitir seguridad, está preocupada y no es para menos, la responsabilidad por nuestras vidas la consume. Es la primera cruzada que realiza con estudiantes de diversos países y ello acontece en medio de un conflicto armado.
CB, una amiga italiana está a punto de entrar en pánico. La he observado reuniéndose –de manera similar a como lo ha hecho conmigo- con cada uno de los compañeros predisponiendo al grupo que debemos regresar a Europa. Durante la noche discutimos para decidir qué hacer. CB señala que debemos partir hacia Tel-Aviv y tomar el vuelo de regreso a Europa. Cita periódicos y fuentes que ha consultado (un par de taxistas) que le han sugerido abandonar la zona. Lo mismo le han dicho los del Consulado Italiano (eso si tiene mayor fuerza argumentativa). Tenemos muchos indecisos en el grupo. Será que estoy sobrestimando el riesgo? Será que la paranoia se apoderará de todo el grupo? La hermana religiosa es un gran nudo en la garganta. Establece pro y contras; no quiere tomar una decisión; hace llamadas diversas pero recibe opiniones variadas. La discusión se torna difícil, espinosa, agresiva; se crean bandos y CB juega sus últimas cartas dirigiéndose a los indecisos, apelando a sus miedos, escandalizando la situación. Irritado más por su manejo manipulador que por un balance del problema disparo verbalmente contra ella. He sido pendenciero, hepático, ácido. Sin embargo, ha tenido cierto efecto. En votación decidimos ir a Hebrón y CB quedarse en Jerusalén. La hermana pide una oración y nos encomendamos a la protección de quien esté arriba.
Sorpresivos eventos suceden en la mañana siguiente. Las hijas de la hermana la han llamado pidiéndole encarecidamente que no vaya a Hebrón. La guía turística también ha llamado y sostiene que los enfrentamientos en Hebrón se han tornado violentos por lo que no puede hacerse responsable de un grupo tan numeroso, que a lo máximo podría llevarse a tres personas. El grupo ha quedado desconcertado y la hermana pide reconsideración de los hechos; también sostiene que ella no irá. La suerte está echada. Decido no ir por no crear una preocupación más a la hermana.
Las guerras joden, afectan a todos. El saldo de este episodio en el largo conflicto israelí palestino cifra alrededor de 1400 muertes. El año se cierra sin oportunidades de esperanza y sin ánimos para celebrar. El 31 de Diciembre del 2008 en Jerusalén se escuchan apenas unos cuantos cohetecillos. En medio de tanta incertidumbre, un sobrio brindis del grupo a las doce de la noche al cual se agrega un anuncio de matrimonio por parte de nuestros amigos filipinos. Jerusalén es así, capaz de desatar los más oscuros sentimientos de odio pero a la vez de producir en medio de ella promesas de amor eterno.
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